"Os
interesaría ir a la India?"
Después de
casi dos meses de que aquella invitación imposible de rechazar saliera de la
boca de mi jefe ya había perdido casi toda la esperanza (siempre tengo mucha
así que aún me quedaba un poquito). La proposición se había repetido alguna vez
durante ese lapso de tiempo pero nunca había llegado a nada, así que cuando mi
jefe me dijo que estaba planeando que le acompanhara en Noviembre ("Aún estás
interesada?" no recuerdo si chillé un poco al contestarle a la pregunta) intenté
no hacerme todas las ilusiones que podría haberme hecho.
Hablé con mi jefe más seriamente. "Quiero que vayas uno o dos meses a la India,
quiero que seas mi mano derecha allí. Piénsatelo y me dices algo la semana que
viene." La idea era que yo viajara primero y luego nos encontráramos allí antes
de que yo me fuera para comentar mi trabajo allí. Básicamente yo tenía que
hacer de ‘poli bueno’ antes de que el ‘poli malo’ llegara, nadie le dice la
verdad al poli malo (‘Va todo bien?’ ‘Claro!’ Mi tarea consistiría en averiguar
si esa afirmación era cierta).
Un mes (dos
meses estaban desde el principio fuera de mis planes)… un mes era mucho tiempo;
una gran oportunidad, pero mucho tiempo.
Nunca he
estado en la India, no sé si me va a gustar (aunque me decía la intuición que
era bastante probable que sí), qué hago allí cuatro semanas si no estoy a
gusto?
Tras varios
días de elucubraciones (con ayuda de los comentarios siempre útiles de mi
madre) decidí comunicar que el tiempo máximo que quería pasar en la India eran
3 semanas (y a poder ser, solo 2). Que si luego hacía bien mi trabajo y me
gustaba, estaría dispuesta a volver. La confirmación llegó pronto. Parecía que
la India era ya algo seguro.
En
Octubre se hizo oficial, nos íbamos a la India. Estuvimos mirando vuelos y
hoteles. Me lo tengo que organizer todo yo y luego pasarle las facturas a la
empresa (si tienes una American Express es todo más fácil, pero lo difícil
siempre es más interesante, no?)
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